Dicen que un corto es como una chispa de imaginación que, si no la cuidas, se apaga antes de prender la pantalla. Y aunque mi última derrota en CinedFEST me dejó un regusto amargo, me di cuenta de que cada fotograma fallido es un peldaño hacia la cima.
📽️ 1. Encuentra tu historia, no solo una excusa para grabar.
El público nota cuándo has metido corazón o cuándo has rellenado huecos con planos de relleno y diálogos sin alma. Yo lo aprendí a golpes de crítica y aplausos tibios.
🎙️ 2. Cuida el sonido.
Un corto con buen guion pero con audio cutre es como una canción con la guitarra desafinada: molesta más que sorprende. Y sí, mi derrota se escuchaba en estéreo.
🎨 3. Juega con la luz.
No te conformes con el fluorescente del pasillo. La luz es tu pincel, y cada sombra cuenta una historia. Yo, por no saberlo, convertí mi corto en un interrogatorio policial.
🎭 4. Dirige con alma.
No se trata solo de decir "acción", sino de entender lo que quieres contar y cómo quieres que el público lo sienta. Mi derrota me enseñó que los actores necesitan tu guía tanto como tú necesitas su talento.
💡 5. Aprende de cada error.
La derrota duele, pero enseña. La victoria, en cambio, te embriaga de soberbia. Cada festival, cada proyección, cada crítica constructiva o demoledora te hace mejor.
Así que hoy, mientras lamo mis heridas de CinedFEST, me prometo una cosa: cada corto será un poema visual, y cada derrota, un trampolín hacia la luz. Porque en el cine, como en la vida, el final no lo escribe nadie más que tú.
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